lunes, 4 de febrero de 2013

Dreaming in Diagonal (32)


Cada día es más difícil poder desconectar en este loco mundo. Pero aun así encuentro alguna ocasión para navegar, en mi mente, en ese lugar donde el mundo parece dejar de girar, donde el tiempo parece detenerse...allí donde se encuentran las reflexiones en Diagonal...

Por ello, continuamos "Dreaming in Diagonal"

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Hay momentos en que me gustaría escribir aquí cosas…muchas cosas. Me gustaría poder soltar aquí todo el lastre que arrastro conmigo, para que todo el mundo pudiera verlo con claridad.
Pero…principalmente hay 2 motivos por los cuales no lo hago.
El primero es que, si lo hiciera, no podría compartir con vosotros esta reflexión. ¿Por qué? La respuesta a esta pregunta es el 2º motivo…y viene a ser que, en el fondo, no quiero hacerlo. ¿Por qué? Bueno, los motivos son varios…
Me considero una persona cojonudamente buena para escuchar a los demás. Me encanta sentarme con una persona (generalmente que me importe) y escucharla, que comparta conmigo todo lo que quiera compartir, darle mi opinión, apoyarla si es necesario, alegrarme con ella si es una buena noticia…no me preguntéis por qué, simplemente soy así. Y aquellos que deciden hablar conmigo, creo que acaban satisfechos con ello…pero cuando se trata de ser yo el orador, la cosa es mas complicada. ¿Por qué? bueno…creo que los motivos también son varios.
Empezaré diciendo que, como buen oyente que me considero, necesito también buenos oyentes que me escuchen a mí. Si  hay algo que no soporto, es contarle algo a una persona y saber exactamente lo que me va a decir durante toda la conversación.
Tampoco me gusta tener la sensación de que la persona con la que hablo no está a lo que está. Me explico: cuando alguien me cuenta algo, el mundo se convierte en un lugar en el que estamos esa persona y yo, me centro en ella y trato de sentir lo mismo que ella siente sobre lo que me está contando, para así poder comprender lo mejor posible los sentimientos que le producen lo que está compartiendo conmigo, y así saber que necesita en ese momento de mi, y tratar de dárselo. Claro está, yo también quiero que hagan eso conmigo.
Otro motivo importante es la confianza. No suelo hablar de cualquier cosa con cualquier persona. La confianza que tenga con alguien es determinante (casi siempre) a la hora de contarle algo que sea más o menos importante a una persona concreta. No suelo compartir “mis cosas” con cualquiera. Necesito confiar en esa persona, y dependiendo de cuanto, compartiré más o menos cosas. Desgraciadamente, uno nunca puede saber al 100% si una persona es de confianza, y eso es algo que he aprendido a base de “tropezar con piedras”.
Y para acabar, diré simplemente que hay cosas que, por diferentes motivos, no quiero compartir con nadie. Y esto, es algo que le pasa a todo el mundo.

Confianza. Que palabra mas bonita y que poca importancia le damos a veces. Creo haber dicho en otra ocasión lo importante que es para mí la confianza. Lo veo parte fundamental de cualquier relación, sea del tipo que sea. Si no confías en alguien, mal vas con esa persona. La confianza, claro está, hay que ganársela. Como hacerlo, ya es más complicado. Desgraciadamente parece ser que cada día hay menos gente digna de confianza en este mundo, porque vaya tela como está el patio. En lo que a mi se refiere, últimamente he tenido un poco de todo. Algún tropiezo con alguna piedra y alguna sorpresa agradable

Porque a pesar de cómo está la cosa, aun se da el caso de que encuentras personas en las que puedes confiar, o con las que decides arriesgarte y confiar en ellas porque te han demostrado ser dignas de ello, al menos hasta ahora.
En estos tiempos difíciles que atravesamos, tener personas en tu vida con las que sabes que puedes contar, es algo que se agradece inmensamente. Personas con las que poder hablar simplemente para hablar, nada más. No soy una persona que normalmente hable con alguien para desahogarse (que alguna vez se da el caso), ni tampoco lo hago esperando que me den la solución mágica a mis problemas. A veces es solo hablar. Pero hasta para eso, necesito que esa persona sea de mi confianza y que, como he dicho antes, se comporte como lo hago yo cuando alguien me cuenta algo. Y últimamente he encontrado personas así en mi vida, y eso se agradece mucho. Y más ahora mismo.

Hace poco publiqué en Facebook un comentario que decía así:
“Ahora va a resultar que no voy a poder escribir nada aquí, porque siempre hay algún egocéntrico que cree que va dirigido a el...
Ave, ombligos del mundo, yo os saludo!”
No creí que fuera necesario explicar esto, pero está visto que sí.
Nuestras vidas están formadas por muchas cosas. Una de esas cosas son las personas con las que compartimos nuestra vida. Si una persona decide hablar sobre su vida de alguna forma, como por ejemplo hago yo en estas reflexiones, es normal que haga referencia en alguna ocasión a situaciones o sentimientos en los que se vea incluido alguna persona o personas de las que hay en su vida. Eso es una cosa.
La otra es aquellas personas que se dan por aludidas porque ellas misma así lo deducen. Hay que tener una cosa muy clara, y es que, aunque no existen 2 personas iguales, 2 realidades iguales, ni 2 relaciones iguales, si puede darse que sean parecidas. Y puede pasar que, por ejemplo, hables de algo que te ha pasado con una persona o que le ha pasado a una persona y que otra diferente sienta que hablas de algo que te ha ocurrido con ella o que le ha ocurrido a ella. Creo que la mejor forma de resumir este párrafo sería con uno de nuestros muchos refranes: “Quien se pica, ajos come”

¿Realmente creéis que las personas somos tan complicadas como nos pintan a veces? Yo creo que no. Con esto no digo que seamos simples…mas bien diría que somos extensos. Hay mucho que ver para llegar a conocer medianamente a una persona, y creo que lo que muchas veces decimos no entender y llamamos “complicado” realmente tan solo es “largamente extenso”. ¿Qué podemos hacer? Armarnos de paciencia y empezar a “leer” a esa persona. El tiempo de lectura depende de la importancia que esa persona tenga para ti. A partir de ahí, ya es cosa de cada uno. Creo que perdemos la oportunidad de tener en nuestra vida a grandes personas solo porque la lectura es mas extensa de lo normal, pero también debemos mirarnos a nosotros mismos y recordad todo lo que tienen que leer aquellos que quieren saber de nosotros…en fin…al final va a resultar que somos complicados, eh?

La verdad es que hay algunos temas mas sobre los que me gustaría escribir, pero por el momento lo dejaremos aquí.

Quisiera acabar con una frase dicha por el maestro de maestros:

"Ten muy presente que tu enfoque determina tu realidad"

Según cual sea nuestra manera de enforcar algo, de ello dependerá tu realidad! Así que piénsatelo 2 veces antes de hacer las cosas de una manera u otra de lo que puedas arrepentirte

Disfrutad todo lo que podáis, que la vida son 2 días.

Ciao,