lunes, 20 de abril de 2009

Dreaming in Diagonal (8)

(Reflexion con fecha 17/2/09)

Siempre he pensado que la amistad es un tema "complicado". En parte pienso esto porque es algo muy difícil de definir, ya que a pesar de que puedan existir algunos conceptos básicos para definir lo que es, al final cada persona tiene una idea propia sobre que es la "verdadera" amistad, dependiendo de sus valores, creencias, etc...
Suele pasar que es en los momentos difíciles cuando mas se pone a prueba nuestra amistad para con alguien y desgraciadamente se dan muchos casos en que el resultado no es el que esperábamos...Y nos preguntamos, ¿por que? ¿Es por que no era un buen amigo? ¿Es porque no lo fui yo? ¿Tal vez vi amistad donde solo había compañerismo, colegueo...?
Este siempre es un tema complejo y espinoso sobre el que es muy difícil que dos personas se pongan de acuerdo, y peor aun si son amigos.

Creo que el mayor problema dentro de una amistad entre dos personas se da cuando uno de los dos cree que no hay equilibrio...es decir, cuando uno piensa que da por su amigo mucho mas de lo que este da por el. Entonces empiezas a pensar que no es un buen amigo, que no te quiere tanto como se supones...después empiezas a pensar que tal vez tu seas tanto para el como el para ti...después te viene la duda: ¿Y si resulta que para el no soy una amigo? ¿Y si solo soy un colega, un compañero...?
Llegados a este punto, en la mayoría de los casos solemos estar ante el principio del fin...

Muchos pueden pensar: Si uno tiene esas dudas, ¿por que no lo habla con su amigo?

Según lo que la experiencia me ha enseñado, este puede ser uno de los temas mas difíciles (por no decir el mas difícil) que uno puede hablar con un amigo, ya que el resultado de la "conversación" puede ser bueno, o muy bueno...o puede significar el fin de la amistad... ¿por qué? Porque si a uno de por si, ya le gusta poco que le echen nada en cara (en el trabajo, en casa) que un amigo le eche en cara algo, y que ese algo encima sean dudas sobre su amistad para con el, pues imaginaos como puede tomárselo esa persona...

Desde pequeños hemos escuchado que no debemos ir por la vida haciendo las cosas esperando algo a cambio...Se supone que en la amistad uno aplica esto...Uno no se comporta como lo hace con amigo, porque espere recibir nada a cambio, lo hace porque es su amigo, porque lo aprecia, porque le quiere...Pero por mucho que queramos decir lo contrario, uno espera que todo eso sea mutuo y a todos nos gusta que nos lo hagan saber, sobre todo si uno es una persona que se lo hace saber a los demás...

Por eso mismo, con esta reflexión que aquí escribo, y con la que mas abajo os pongo, encontrada en el espacio-tiempo, no solo se invita a reflexionar a aquellos que expresan lo que sienten y se frustran por no ser correspondidos de igual manera...También se llama a aquellos que no son capaces, bien porque no pueden...porque no quieren...por lo que sea, de expresar las cosas, a que traten de ver el porqué hacerlo...Porque si una persona es capaz de hacer eso sin miedo, sin dudas, si pensar en "Y si el otro no..." es capaz de hacer cualquier cosa...No tengamos miedo de decir las cosas por miedo a que nos hagan daño...A lo largo de nuestra vida muchas cosas nos hicieron, nos hacen y nos harán daño, pero seguiremos aquí...Una gran frase dice: Cada vez que me haces daño, yo me hago mas fuerte...

Aprended a decir las cosas, que para eso tenemos boca ^_^



Así pues, aquí os dejo una nueva reflexión hallada mientras navegaba, en mi mente, en ese lugar donde el mundo parece dejar de girar, donde el tiempo parece detenerse...allí donde se encuentran las reflexiones en Diagonal...

Continuamos "Dreaming in Diagonal"


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El Gusano y el Escarabajo


Había una vez un gusano y un escarabajo que eran amigos, pasaban charlando horas y horas.

El escarabajo era consciente de que su amigo era muy limitado en movilidad, tenía una visibilidad muy restringida y era muy tranquilo comparado con los de su especie.

El gusano era muy consciente de que su amigo venía de otro ambiente, comía cosas que le parecían desagradables y era muy acelerado para su estándar de vida, tenía una imagen grotesca y hablaba con mucha rapidez.

Un día, la compañera del escarabajo le cuestionó la amistad hacia el gusano.

¿Cómo era posible que caminara tanto para ir al encuentro del gusano? A lo que él respondió que el gusano estaba limitado en sus movimientos. ¿Por qué seguía siendo amigo de un insecto que no le regresaba los saludos efusivos que el escarabajo hacía desde lejos?

Esto era entendido por él, ya que sabía de su limitada visión, muchas veces ni siquiera sabía que alguien lo saludaba y cuando se daba cuenta, no distinguía si se trataba de él para contestar el saludo, sin embargo calló para no discutir.

Fueron muchas las respuestas que en el escarabajo buscaron para cuestionar la amistad con el gusano, que al final, éste decidió poner a prueba la amistad alejándose un tiempo para esperar que el gusano lo buscara.

Pasó el tiempo y la noticia llegó: el gusano estaba muriendo, pues su organismo lo traicionaba por tanto esfuerzo, cada día emprendía el camino para llegar hasta su amigo y la noche lo obligaba a retornar hasta su lugar de origen.

El escarabajo decidió ir a verlo sin preguntar a su compañera qué opinaba.

En el camino varios insectos le contaron las peripecias del gusano por saber qué le había pasado a su amigo. Le contaron de cómo se exponía día a día para ir a donde él se encontraba, pasando cerca del nido de los pájaros. De cómo sobrevivió al ataque de las hormigas y así sucesivamente.

Llegó el escarabajo hasta el árbol en que yacía el gusano esperando pasar a mejor vida. Al verlo acercarse, con las últimas fuerzas que la vida te da, le dijo cuánto le alegraba que se encontrara bien. Sonrió por última vez y se despidió de su amigo sabiendo que nada malo le había pasado.

El escarabajo avergonzado de sí mismo, por haber confiado su amistad en otros oídos que no eran los suyos, había perdido muchas horas de regocijo que las charlas con su amigo le proporcionaban. Al final entendió que el gusano, siendo tan diferente, tan limitado y tan distinto de lo que él era, era su amigo, a quien respetaba y quería no tanto por la especie a la que pertenecía sino porque le ofreció su amistad.

El escarabajo aprendió varias lecciones ese día. La amistad está en ti y no en los demás, si la cultivas en tu propio ser, encontrarás el gozo del amigo. También entendió que el tiempo no delimita las amistades, tampoco las razas o las limitantes propias ni las ajenas. Lo que más le impactó fue que el tiempo y la distancia no destruyen una amistad, son las dudas y nuestros temores los que más nos afectan. Y cuando pierdes un amigo una parte de ti se va con él. Las frases, los gestos, los temores, las alegrías e ilusiones compartidas en el seno de la confianza se van con él.

El escarabajo murió después de un tiempo. Nunca se le escuchó quejarse de quien mal le aconsejó, pues fue decisión propia el poner en manos extrañas su amistad, sólo para verla escurrirse como agua entre los dedos.

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